- Se publica el Informe del XIV Foro de la Economía del Agua, que califica de “imprescindible” colocar el agua en el centro de las agendas políticas y sociales de los países, así como el trabajo conjunto de todos los actores implicados para garantizar el equilibrio hídrico.
- La OCDE ha advertido que la crisis mundial del agua debe verse especialmente como una crisis de gobernanza más que de disponibilidad.
- La nueva Constitución chilena debe incluir el agua, pero “no puede resolver las carencias en su gobernanza. Es el desarrollo regulatorio el que deberá resolver los problemas de gestión”, explica José Carlos Díez, director del Foro de la Economía del Agua.
- Es fundamental aplicar el concepto de economía circular para paliar la escasez hídrica, reutilizando el agua de modo que deje de ser un residuo tras su primer uso y se convierta de nuevo en un recurso.
La crisis hídrica generada por el cambio climático requiere el compromiso de todos los actores implicados en la gestión del agua, el fomento del reúso del recurso y mejoras en la gobernanza. Garantizar el suministro de agua presente y futuro es una tarea que trasciende a la acción gubernamental e implica necesariamente a los organismos internacionales, la sociedad civil y el sector privado.
Así lo recoge el Informe del XIV Foro de la Economía del agua, que puede consultarse en este enlace y que recoge las principales conclusiones del evento, celebrado en Chile, que reunió a expertos de primer nivel en el ámbito político, institucional y académico de ambos lados del Atlántico y cuyo objetivo fue analizar y buscar soluciones a la crisis hídrica y convertirla en una oportunidad para el recurso y el planeta.
El informe califica de “imprescindible” colocar el agua en el centro de las agendas políticas y sociales de los países, así como el trabajo conjunto de todos los actores implicados para garantizar el equilibrio hídrico desde diferentes enfoques: administrativo, regulatorio, educacional, empresarial y tecnológico.
El reto de la gobernanza
La OCDE ha advertido que la crisis mundial del agua debe verse especialmente como una crisis de gobernanza más que de disponibilidad. Luis Felipe López Calva, Subsecretario General de la ONU y director regional para América Latina y El Caribe en el PNUD, señala que la articulación de la gobernanza “es responsabilidad de los estados, y la participación de los organismos internacionales se hace a través de la información, el conocimiento y la aportación de algunos recursos”. “Son los países los que deciden las políticas y las reglas, y en esta definición, sindicatos, sector privado y ciudadanía tienen mucho que aportar”, añade.
La mejora de la gobernanza del agua es un reto especialmente importante en Chile, enfrentada desde hace años a una crisis hídrica profunda y estructural, que involucra diferentes sectores y que está acrecentada por la sequía. El informe señala que en el momento actual, el agua está teniendo una particular relevancia en el proceso constituyente y apunta que la nueva Constitución debe tener en cuenta el estrés hídrico e incluir desde el consenso el derecho humano al agua.No obstante, tal y como indica José Carlos Díez, director del Foro de la Economía del Agua, la Constitución “no puede resolver las carencias en la gobernanza del agua, sino que es el desarrollo regulatorio el que deberá resolver los problemas de gestión”.
Economía circular
El informe destaca la importancia de aplicar el concepto de economía circular para paliar la escasez hídrica, reutilizando el agua de modo que deje de ser un residuo tras su primer uso y se convierta de nuevo en un recurso. El texto señala que, con un tratamiento adecuado, el agua puede reutilizarse para usos fundamentales en la agricultura y la industria, del mismo modo que los lodos, hasta hace muy poco considerados simples residuos, pasan a ser fuente de nuevos insumos.
En esta labor, la tecnología es imprescindible, así como la colaboración público-privada, pues, tal y como señala Joaquín Melgarejo, director del Instituto del Agua y de las Ciencias Ambientales de Alicante, “el objetivo es de tal magnitud que las administraciones públicas, e incluso los organismos internacionales, en ocasiones no tienen suficiente capacidad para acometerlo”.