Seguridad hídrica, regeneración y reutilización: restos, consecuencias, tecnología y proyectos.
En un mundo cada vez más interconectado, en el que los desafíos económicos y ambientales convergen existe un recurso preciado que se alza como eje fundamental de nuestra supervivencia y prosperidad: el agua. Sin embargo, a medida que la economía global se expande y las necesidades de desarrollo se multiplican, la escasez de agua se cierne como una amenaza inminente. La revista Retema realiza en su número de mayo/junio un reportaje en el que aborda desde distintos primas esta realidad. Desde el Foro de la Economía del Agua, queremos haceros participes de la entrevista que Retema realizo a nuestro director académico, Estanislao Arana en que analiza la situación hídrica del país y las posibles vías alternativas para paliar la situación.
¿En qué situación nos encontramos en España en cuanto a la seguridad hídrica? ¿Cómo nos está afectando en ello el cambio climático?
España es uno de los países más áridos de la Unión Europea y es un país con una diversidad geográfica y climática que marcan el rumbo de las actividades económicas que dependen del agua. Esta singularidad y la falta de agua ha propiciado un importante desarrollo de infraestructuras para aprovechar el agua en las cuencas existentes, no obstante, aún tenemos que recorrer un largo camino para conseguir una sostenibilidad
del agua a largo plazo y remitir su sobreexplotación. Por otro lado, el cambio climático ya ha propiciado un incremento en el estrés hídrico por lo que uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos es la gestión del agua. Las soluciones pasan por potenciar la reutilización, regeneración y desalación. Asimismo, la modernización de los regadíos y la digitalización del sector serán fundamentales para paliar los efectos del Cambio Climático, que deberán ir de la mano de políticas diseñadas para realizar una gestión eficiente y sostenible del agua que le aporte el valor económico que realmente tiene para sus diversos usos.
El agua regenerada es una de las opciones para paliar este problema, pero el porcentaje de agua que se reutiliza actualmente en España se cifra entre el 7 y el 13% del total de agua residual. ¿Tiene potencial para crecer?
El agua regenerada es una de las herramientas más eficaces para lograr un equilibro hídrico y paliar las desastrosas consecuencias de las sequías. España es el primer país de Europa y el quinto del mundo en el uso de agua regenerada (la ratio de reutilización se ancla en una horquilla que va del 7 al 13%) A pesar de que estamos muy avanzados en reutilización de agua, tenemos una experiencia amplia y somos una potencia tecnológica a nivel mundial, todavía contamos con mucho margen de crecimiento. En el libro La Economía Circular y el sector del agua en España: análisis jurídico-económico, editado por el Foro de la Economía del Agua, los expertos apuntan que, frente a otros recursos alternativos, las aguas regeneradas cuentan con importantes ventajas ya que son un recurso estable, más barato que el obtenido a través de la desalinización y con un menor
consumo de energía. Además, su uso causa menos impactos y desequilibrios territoriales, reduce la explotación de acuíferos y disminuye el consumo de fertilizantes por parte del sector agrícola.
¿Con la reutilización de agua regenerada es suficiente para garantizar la seguridad hídrica? Si no, ¿Qué otras acciones harían faltan para conseguirlo? ¿Qué abanico de opciones de agua deberían considerarse?
El agua regenerada, como explicamos en la pregunta anterior, es una de las herramientas más valiosa para contribuir al equilibro hídrico. A través del agua regenerada procedente de la depuración de las aguas urbanas, podemos cubrir parte de las necesidades de la agricultura y obtener biogás y otros subproductos de gran utilidad, como fertilizantes, nitratos, fósforo y potasio. En la publicación La Economía Circular y el sector del agua en España: análisis jurídico-económico, se señala que, con los tratamientos actuales, el agua regenerada tiene calidad suficiente para su uso en agricultura, lo que permite liberar recursos para el abastecimiento, mediante el intercambio con los regantes, y reservar el agua potable para usos domésticos. El objetivo que deberíamos marcarnos para garantizar la seguridad hídrica es conseguir una regeneración y circularidad del agua del cien por
cien. Además, habría que avanzar en las inversiones en la red de abastecimiento y alcantarillado para evitar pérdidas. Habría que invertir en su modernización.
La seguridad hídrica es esencial y creo que todo el mundo puede tenerlo más o menos claro. Pero si pensamos en cosas concretas y distintos ámbitos, ¿Qué consecuencias tendría que no se pueda garantizar?
En el plano medioambiental
Las consecuencias medioambientales por la falta de seguridad hídrica son diversas, pero podríamos señalar varios ejemplos como son la pérdida de humedales, la contaminación de aguas subterráneas o acuíferos. Otro de los problemas de la falta de seguridad hídrica que repercuten en el plano medioambiental es la sobrepoblación de las ciudades. En este sentido nos enfrentaríamos a la degradación de la calidad del agua por el aumento de la contaminación, no solo a nivel atmosférico, sino que también el cambio de los usos del suelo propiciaría esa degradación.
En el plano social
La escasez de agua y el cambio climático también generan conflictos y movimientos migratorios, ya que comunidades enteras compiten por una cantidad de recursos cada vez menor y ese conflicto lleva, a su vez, a un
aumento de la presión sobre el abastecimiento de agua y comida. Esto puede obligar a numerosas familias a abandonar sus hogares para buscar medios de subsistencia y suministros de agua fiables. Muchas se trasladan a entornos urbanos y, de este modo, se intensifica la demanda de unos servicios ya saturados de por sí.
En el plano económico
El coste de la escasez de agua no puede cuantificarse solo en términos económicos. Su importancia es tal, que pone en peligro el derecho humano al futuro de las próximas generaciones, es decir, la falta de agua trae consigo que muchas de las generaciones que aún no han nacido sean ya, per se, un colectivo vulnerable. No obstante, hay informes como el elaborado en enero de 2020 por el World Resources Institute (Instituto de Recursos Mundiales) en el que se asegura que para conseguir un acceso equitativo al agua potable para todos en 2030 podría ser necesario triplicar las actuales cifras de inversión. Asimismo, este informe sostiene,
que el coste mundial estimado de la gestión sostenible del agua es aproximadamente de 1,04 billones de dólares al año. Además, concreta que, a nivel mundial, para hacer frente a la escasez de agua se debería invertir un total de 445.000 millones de dólares al año debido a la magnitud del problema. Por su parte, desde el Banco Mundial apuntan que, si se mantiene el crecimiento demográfico y las actuales prácticas de gestión del agua, en 2030 el mundo tendrá un déficit del 40% entre la demanda y el suministro de agua, que supondrá una carestía que puede tener un coste, en ciertas regiones, especialmente las más cálidas y secas del mundo, de hasta el 6% del PIB.
¿Está la gestión de la seguridad hídrica digitalizada en España extendida? ¿Cuál es el papel actual de la tecnología para la seguridad hídrica?
La tecnología relacionada con la reutilización y depuración de aguas es cada vez más importante y cada vez está más implantada en la gestión integral del ciclo del agua en España. Su objetivo es favorecer una reutilización de aguas más eficiente, con cada vez más usos y mayor calidad. De la misma manera, la tecnología relacionada con la desalación de agua del mar es otra importante herramienta para poder contar con más recurso hídrico. En este caso, la tendencia apunta a la utilización de cada vez más energía renovable en el proceso, así como a una gestión más ecológica de las salmueras, para lograr una producción de agua dulce más
barata, eficiente y sostenible. Por otra parte, la digitalización en el sector del agua también va a resultar fundamental en los próximos años, en la medida en que va a procurar, en todos los ámbitos (urbano, regadío, etc), un mejor aprovechamiento y un menor consumo del recurso. Por ejemplo, en el ámbito urbano, ayudará a evitar las importantes pérdidas del recurso que se producen por una red y unas infraestructuras ya obsoletas y necesitadas de actualización. Desde el Foro de la Economía del Agua apelamos a la participación ciudadana en la conservación de este recurso y, para ello, creemos en la importancia de la
concienciación, la educación y el apoyo de la tecnología para dotar de herramientas a la población, de manera que puedan ser parte activa del ahorro de agua.