La segunda sesión, “La regulación como mecanismo de lucha frente a la crisis hídrica”, contó con la participación de Francesc Trillas, Profesor de Economía Aplicada de la Universitat Autónoma de Barcelona; Joaquín Melgarejo, Director del Instituto del Agua y de las Ciencias Ambientales de la Universidad de Alicante; y Magaly Espinosa, economista chilena, asesora del Ministerio de Obras Públicas de Chile y exsuperintendente Servicios Sanitarios de Chile durante 10 años.
En ese contexto, Francesc Trillas se refirió a los mecanismos institucionales e históricos que se han ido desarrollando lo largo de la historia para mitigar el problema de la tendencia a la infrainversión de la propiedad pública, como la creación de agencias reguladoras independientes, legislación detallada, arbitraje internacional, entre otras.
“Lo que tiene de especial el momento actual es la salida a la superficie del problema gravísimo del cambio climático, que requiere inversiones y decisiones políticas importantes”, expuso y agregó al respecto que “el mayor papel del Estado en la economía está aquí para quedarse; la cuestión no es si tiene que haber más o menos, sino cuál Estado. Estado cómo. Incluso los autores más liberales de la economía ya no se proponen reducirlo, se proponen mejorarlo”. Asimismo, manifestó que la actuación del pública necesita del consenso de la población, así como decisiones políticas firmes.
También ponderó otros factores de impacto, como la emergencia en nuestro tiempo de las desigualdades, sobre las cuales “la sociedad exige soluciones”, y que, si bien existen reacciones que afirman que “la economía de la regulación no tiene que preocuparse por esto”, contrapuso que en una sociedad democrática “es muy difícil separar”.
Algunas reformas posibles al modelo de regulación con empresas privadas y agencias independientes, para hacerlo robusto a la disrupción política y que contribuya a la estabilidad política, serían mejorar la coordinación horizontal de la regulación con el resto del gobierno, puesto que “la regulación del agua y la energía no se pueden situar al costado del cambio climático”; la coordinación vertical, “el caso del agua es clarísimo, porque intervienen distintos niveles del gobierno y hay que explotar economías de escala, así como aprovechar el conocimiento local”; la gestión de la comunicación, porque “desde los gobiernos y las empresas se deja de lado el explicar las cosas”; así como la colaboración público privada “como complemento de gobiernos de alta capacidad a todos los niveles”.
A continuación, Joaquín Melgarejo, Director del Instituto del Agua y de las Ciencias Ambientales de Alicante, aportó: “El agua es tanto un derecho como una responsabilidad; y no es un bien ilimitado como se creía en los tiempos de la ilustración”. En este sentido, expuso que cuando observamos la evolución del número de habitantes en el mundo y de la disponibilidad media de agua, vemos que esto tiene una relación extraordinariamente directa: el agua disponible ha ido reduciéndose en términos de metros cúbicos por persona y año, y se estima que el déficit del agua global para el 2030 puede llegar al 40% de la población.
Entre las posibles soluciones, evaluó la alternativa de invertir en la gestión integrada de los recursos hídricos, en línea con el ODS 6 de Naciones Unidas que apunta a garantizar la disponibilidad de agua, su gestión sostenible y el saneamiento para todos, en un contexto en el que una de cada tres personas vive en el planeta sin agua potable, mientras que 2000 millones de personas se abastecen de fuentes de agua contaminadas por heces. “El saneamiento sostenible comienza con un retrete, lo que es absolutamente imprescindible para garantizar cuestiones de higiene, de género y de seguridad ambiental”, aseveró.
Sobre el agua y la economía circular, expuso que tras el tratamiento adecuado, el agua “puede ser perfectamente reutilizada para la práctica totalidad de los usos”. Los lodos, antes considerados residuos, pasan a ser fuente de nuevos insumos, con valorización agrícola, energética, y otras aplicaciones como biocombustibles, materiales de construcción, bioclásticos. De este modo, se puede generar un rescate de nutrientes tan importantes como el fósforo y los nitratos, y avanzar en la obtención de biogás metano, que junto con el acompañamiento de instalaciones fotovoltaicas, puede hacer que las plantas depuradoras sean autosuficientes energéticamente.
En tanto, desarrolló en torno a la necesidad de realizar grandes inversiones para financiar la creación y mantenimiento de infraestructuras, especialmente en el abastecimiento, saneamiento, depuración y reutilización, que sería imprescindible la colaboración público-privada. “Uno de los obstáculos más importantes para la economía circular y el agua es la falta de financiación, así como otros aspectos económicos. Entre los más importantes, está la viabilidad económica a largo plazo -advirtió-. Debemos ser conscientes del coste de la no acción y del valor del agua”.