Delacámara establece un paralelismo, cierta analogía entre tres crisis, tres eventos críticos que nos afectan a todos de una manera decisiva. uno de ellos el que se deriva de la pandemia global por la Covid19, otro que tiene que ver con la emergencia climática y otro que tiene que ver con algo que nos ha preocupado siempre en nuestras reflexiones en el Foro de la Economía del Agua, que tiene que ver con la crisis asociada al estrés hídrico o a la falta de seguridad hídrica a largo plazo en una parte muy importante del planeta.
Cuando Delacámara pensaba sobre estos tres retos que planteaba, sobre estas tres crisis se daba cuenta de que por un lado lo que encontramos es que las tres coinciden en el hecho de que revelan en nuestra vivencia cotidiana en nuestro día a día, la interdependencia global, esto que nos cuesta tantísimo asumir.
Otra característica es que son desafíos globales pero en un sentido muy especial, porque no se basan como antes señalaba Íñigo en eventos que sean espacial, temporal o socialmente delimitados, sino que en realidad lo que nos muestran es que buena parte de las consecuencias y buena parte de las causas de estos desafíos carecen de límites en cualquiera de esas dimensiones, es decir, aunque nosotros seamos conscientes de que la adaptación es un desafío que se nos plantea en términos locales, tenemos que adaptarnos cada uno de nosotros o como sociedad en un contexto local, mientras que no seamos capaces de reconocer que lo que nos afecta no nos afecta en tanto que individuos que llevan un pasaporte concreto, sino miembros de una especie humana que se ve afectada por este tipo de desafíos, no seremos capaces de enfrentarnos a las causas de los problemas y no seremos capaces de vencer una inercia que se ve permanentemente en la política pública y que vale tanto para hablar de emergencia climática, como de seguridad hídrica, como de Covid19.
“La actuación ante el cambio climático es la hermana pobre de las discusiones globales sobre cambio climático” lo decía por lo siguiente, porque del mismo modo que hemos construido como sociedad y la comunidad científica ha hecho una parte muy importante o por ejemplo la vicepresidenta de transición ecológica y reto demográfico tiene el relato muy consolidado, hemos sido capaces de hablar de transición energética para garantizar la descarbonización, la mitigación del cambio climático, sin embargo no hemos sido suficientemente hábiles a la hora de generar un relato en el cual se hable del agua, de su conexión al territorio, de la coordinación de políticas sectoriales para hablar de adaptación de manera que tenemos que ser capaces de equilibrar esto y de reconocer como señalaban Íñigo y Paco Doblas, al principio la importancia de reconocer las sinergias en ese vínculo y unívoco porque funciona en los dos sentidos, entre adaptación y mitigación
Y el último elemento que encuentra en común en estos riesgos globales tiene que ver con que en realidad estos riesgos globales Cov19, crisis climática, seguridad hídrica a largo plazo, ponen en tela de juicio el margen de maniobra de los estados nacionales democráticos, es decir en realidad aunque en el día a día estamos hablando permanentemente de una crisis sanitaria, de las crisis económicas sociales y políticas asociadas a esta crisis sanitaria, en realidad lo que estamos viviendo es el estertor, el final de la idea de esta donación.
Lo que tenemos que hacer es generar un sistema simbiótico en el que haya beneficios mutuos entre la conservación de la naturaleza y el desarrollo económico y social para alcanzar un nivel de resiliencia que sea mutua.