Por Francisco Lombardo, Presidente del Foro de la Economía del Agua
Los momentos históricos de crisis traen consigo una mirada al futuro. Así, los episodios más duros que ha enfrentado la humanidad suelen preceder a una reflexión por parte de naciones y organizaciones, que tratan de aprender de los errores cometidos y diseñar un futuro mejor para las nuevas generaciones.
Día Mundial del Futuro
Tras la crisis de la COVID-19, que poco a poco vamos dejando atrás, e inmersos todavía en desafíos de gran calado como el cambio climático y la crisis energética, celebramos por primera vez el Día Mundial del Futuro.
El día 2 de diciembre, la Unesco arranca este nuevo día internacional, que tiene como objetivo la mejora a nivel global y a largo plazo de la resiliencia del sistema económico, social y medioambiental.
Tal y como señala la organización, en esta jornada se quiere poner en valor la importancia del multilateralismo para la implementación de políticas inclusivas y resilientes, destacando que “esta será la ocasión para que las organizaciones internacionales, sus estados miembros, la sociedad civil y otros actores no gubernamentales celebren nuevas maneras de utilizar el futuro”.
De nuevo, Naciones Unidas nos recuerda que garantizar un futuro sostenible pasa por las alianzas, tal y como ya destacaba su ODS 17.
Y la razón fundamental es que una situación de crisis multilateral como la que estamos viviendo requiere soluciones desde diversos niveles y enfoques.
No olvidemos que nuestro futuro será el presente de nuestros hijos.
Debemos garantizar que las nuevas generaciones puedan vivir un presente habitable y, para ello, tenemos que trabajar conjuntamente en lo económico, en lo social, en lo medioambiental y también en lo normativo.
En este último aspecto, resulta imperativo incluir el derecho humano al futuro como un derecho universal.
Desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948, este conjunto de garantías ha servido de guía para avanzar hacia un mundo mejor.
Siete décadas después, sus postulados siguen en plena vigencia, pero el mundo ha cambiado y se hace necesaria una nueva reflexión sobre el futuro.
La inclusión del derecho humano al futuro como derecho universal fue solicitada por primera vez en BforPlanet, la cumbre de los ODS celebrada en Barcelona el pasado año.
Y, tras un año en que la humanidad sigue inmersa en grandes desafíos, esta petición tiene más vigencia que nunca: los próximos habitantes del planeta tienen el derecho de vivir en un planeta sano.
Para ello, es fundamental elevar la sostenibilidad a su máxima formulación de derecho internacional.
Crisis hídrica
Entre otros elementos, el derecho humano al futuro pasa necesariamente por garantizar los recursos naturales básicos para la vida y la salud de las personas, sobre los que destaca el agua.
Tal y como señalan diversos organismos internacionales y quedó patente en el XV Foro de la Economía del Agua, la crisis medioambiental es en buena parte una crisis hídrica.
Pese a que el agua se encuentra en el centro del desarrollo humano, en la actualidad, 2.200 millones de personas no cuentan con acceso a agua potable, una cifra que se prevé que aumente en el futuro.
No podemos garantizar un futuro a las nuevas generaciones si no aseguramos el acceso al agua desde todos los enfoques: político, jurídico y material.
Y, en este último aspecto, conservar ya no es suficiente, es necesario aumentar la disponibilidad del recurso y su calidad, apostando por la búsqueda de nuevas fuentes de agua, así como por tecnologías que consigan devolver el recurso a la naturaleza en mejores condiciones de las que tenía cuando se extrajo, lo que llamamos agua regenerada.
La situación que vivimos, las crisis recién pasadas y las presentes, nos han demostrado la necesidad de garantizar el futuro como un derecho humano.
Su reconocimiento es el primer paso.
Feliz Día del Futuro a todos.
Francisco Lombardo
Presidente del Foro de la Economía del Agua