El Consejo y el Parlamento Europeo han llegado a un acuerdo provisional sobre la revisión de la Directiva sobre el Tratamiento de Aguas Residuales Urbanas. Este acuerdo, que forma parte del Plan de Acción de la UE “Contaminación Cero”, marca un hito en la búsqueda de estándares más elevados para el tratamiento y monitoreo de aguas residuales urbanas y tiene como objetivo fortalecer la protección de la salud humana y del medio ambiente. Las nuevas medidas plantean eliminar más nutrientes de las aguas residuales urbanas y la aplicación de nuevas normas a los microcontaminantes.
Este acuerdo provisional será sometido a los representantes de los estados miembros en el Consejo (Coreper) y al Comité de Medio Ambiente del Parlamento para su respaldo. Tras su aprobación, el texto sería formalmente adoptado por ambas instituciones y publicado en el Diario Oficial de la UE. Por su parte, los Estados miembros trabajarán en su implementación y enviarán programas nacionales de ejecución en 2026.
Principales claves
Alcance de la Directiva.- La revisión amplía la aplicación de la Directiva a todas las aglomeraciones de 1.000 habitantes o más en lugar de los 2.000 habitantes actuales, por lo que se aumenta el número de zonas incluidas. En línea con la recientemente adoptada Directiva sobre el agua potable, que exige el acceso universal al agua, la revisión pretende garantizar el acceso al saneamiento en los espacios públicos para los dos millones de personas más vulnerables de la UE.
Monitorización sistemática y reducción de contaminantes.- Se establece un monitoreo sistemático y periódico de microplásticos y sustancias químicas persistentes en aguas residuales urbanas, con un enfoque especial en productos farmacéuticos y cosméticos tóxicos, para promover una mayor eliminación de nutrientes y microcontaminantes. También se hará un seguimiento periódico de parámetros sanitarios clave en aguas residuales urbanas.
Principio de «Quien contamina paga».- Las industrias más contaminantes contribuirán al menos con el 80% de los costos adicionales para eliminar microcontaminantes, a través de un esquema de responsabilidad extendida del productor que pretende evitar que el coste recaiga en las tarifas del agua o en el presupuesto público.
Adaptación al cambio climático y economía circular.- La reforma prevé el establecimiento de medidas para abordar las fuertes precipitaciones, que previsiblemente se incrementarán por el cambio climático, con soluciones basadas en la naturaleza a través de planes integrados de gestión de aguas de tormenta.
La Directiva contempla la mejora de la calidad de los lodos y aguas residuales tratadas para su reutilización en la agricultura, contribuyendo así a la economía circular.