El Foro de la Economía del Agua comparte sus reflexiones en el Diálogo sobre el Futuro del Agua, la iniciativa desarrollada junto con el Gobierno, la Comisión y el Parlamento Europeo que se lleva a cabo el 22 y 23 de noviembre en Alicante
Junto con la Vicepresidenta Tercera del Gobierno de España y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera; la Directora de la Cátedra de Economía del Agua Fundación Aquae-UNED, Amelia Pérez Zabaleta; y la Policy Officer de la Unidad de Agua Limpia de la Comisión Europea, Elisa Vargas; el Director Académico del Foro de la Economía del Agua, Estanislao Arana, participó de la mesa titulada “La España de 2050 tendrá menos agua. ¿Podemos convertir ese desafío en una oportunidad?”.
En la primera de las mesas de los innovadores “Diálogos sobre el futuro”, en esta ocasión, sobre el “Futuro del Agua”, impulsados el Gobierno de España, la Comisión Europea, el Parlamento europeo, en colaboración del Foro de la Economía del Agua y otras entidades de prestigio, Estanislao Arana, planteó la capacidad de España para liderar la transición hídrica.
Y, en este sentido, hizo alusión a algunas de las principales herramientas con las que contamos a la hora de trazar el horizonte estratégico con el que soñamos para la España de las próximas décadas, no sin antes evaluar el panorama realmente paradójico al que nos enfrentamos en la actualidad, en el que, por un lado, nos encontramos ante la proyección de un mayor estrés hídrico para un volumen cada vez más importante de la población; un riesgo que, según las estimaciones oficiales, alcanzará a 27 millones de habitantes para el 2050.
Por el otro lado, esta situación se da en el momento en el que más agua se necesita y cuando más demanda hay, no solo para los usos tradicionales sino también para otros, como los relacionados con la energía. Frente a este reto crucial, sin embargo, no debemos (ni podemos) rendirnos. En este sentido, tenemos razones para ser optimistas. Desde el Foro de la Economía del Agua estamos convencidos de ello.
A diferencia de lo que sucede con otros problemas relacionados con el cambio climático donde no podemos abordar de forma autónoma y dependemos de grandes países como EEUU, China o India, en el caso del agua contamos tanto con la capacidad como con la tecnología para alcanzar la solución por nosotros mismos, y ese es un elemento que nos trae ilusión y esperanza.
España cuenta con una importante tradición histórica en “verdadera gobernanza del agua”, con un modelo de éxito de más de 150 años “a través de la gestión por unidad de cuenca; el trabajo de las Confederaciones Hidrográficas; con empresas que son líderes absolutas a nivel global, y la capacidad de regulación de las administraciones”. Todas ellas, palancas de cambio que debemos seguir utilizando y que nos ayudarán en el futuro del agua.
En cuestiones relacionadas con el medio ambiente y el desarrollo sostenible, conviene pensar global y actuar localmente. Casos como la Biofactoría de Granada son un ejemplo de circularidad extrapolable a todo el mundo; una planta de tratamiento de residuos de saneamiento de agua con capacidad para generar por sí misma la energía necesaria para funcionar, incluso un excedente, y devolver tras su procesamiento el agua al medio ambiente en un estado mejor del que se captó.
Saneamiento, depuración, reutilización; los beneficios de poner en marcha la transición hídrica que tenemos por delante son inmensos. En palabras de la Vicepresidenta Tercera del Gobierno de España, Teresa Ribera, si cruzamos este puente, en el futuro “estaremos mejor preparados y alcanzaremos una capacidad de regeneración permanente, frente a un escenario de no actuación que nos colocaría en una situación de estrés hídrico enormemente peligrosa”. Mientras tanto, en el camino nos encontramos con “un potencial de innovación, de mejora social, y de alternativas de negocio en el uso eficiente”.
El desafío al que nos enfrentamos requiere, conforme al ODS 17, la implicación, en primer e inexcusable lugar, de todos los sectores; los gobiernos, los municipios, la empresa, la academia, el mundo asociativo y la ciudadanía. Sin embargo, estas alianzas, el compromiso y la acción que proponemos, no serán concebidas al servicio exclusivo de las generaciones presentes, sino también para las generaciones futuras.
Con la vocación de querer construir un futuro sustentado sobre los pilares del desarrollo sostenible, conviene reiterar la propuesta de que la humanidad acometa la que, sin duda, será una de sus mayores oportunidades: impulsar la redacción de un nuevo derecho humano: el derecho humano al futuro, intrínsecamente relacionado con los derechos humanos al agua y al saneamiento.
En nombre del progreso, del bienestar y de la calidad de vida, la humanidad corre el riego de tirar el futuro de la humanidad por el retrete, y está condenando al planeta y a las generaciones más jóvenes y las no nacidas aún, a un futuro sin recursos vitales como agua, alimentos o aire puro; más árido, con menor riqueza y menor biodiversidad. Es nuestro deber revertir esta situación y estamos a tiempo de hacerlo.
Hacemos nuestras las palabras de la ministra Ribera en la sesión inaugural de este Diálogo sobre el Futuro del Agua, en la que aseguró que “no hay futuro sin agua, no hay prosperidad sin sostenibilidad y no hay sostenibilidad sin anticipación”. De cara a la tarea que nos acomete, agregó: “Es insoslayable porque nos va la existencia en ello”. En opinión del Foro de la Economía del Agua, no hay un solo segundo que perder y, desde aquí, les emplazamos a abordar el cambio juntos.