- “La agenda política empieza a estar ocupada por el agua. Contamos con ejemplos de consenso muy esperanzadores, debemos seguir dando pasos con urgencia en esta dirección” (Francisco Lombardo).
- En España, solo el 12% de los humedales está bien conservado, según datos del MITECO, que ha establecido el objetivo de recuperar de cara a 2030 otras 20.000 hectáreas de zonas húmedas.
- “No se trata de criminalizar al sector agrario, sino de tomar conciencia del problema y encontrar juntos las soluciones. Lograrlo exige inversiones que deben acometerse de manera conjunta” (Francisco Lombardo)
Madrid, 31 de enero de 2024.– En el marco del Día Mundial de los Humedales, celebrado por Naciones Unidas cada 2 de febrero, el Foro de la Economía del Agua ha hecho un llamamiento al consenso y la labor colectiva para la preservación de los humedales y la recuperación de los que están deteriorados. Según datos del MITECO, el 54% de estas masas de agua en España está en un estado de conservación pobre o muy pobre. De este modo, el Foro considera que el consenso y el trabajo conjunto resultan imprescindibles para mejorar el estado de los humedales, así como para el resto de los grandes temas de la gestión hídrica. “La agenda política empieza a estar ocupada por el agua”, explica Francisco Lombardo, presidente del Foro de la Economía del Agua, “contamos con ejemplos de consenso muy esperanzadores, debemos seguir dando pasos con urgencia en esta dirección”, añade.
Prueba de ello es el reciente acuerdo entre el Gobierno de España y la Junta de Andalucía para garantizar el desarrollo sostenible de Doñana, por el que se comprometen a invertir más de 1.400 millones de euros hasta 2027. Del mismo modo, el MITECO y el Gobierno de Murcia han firmado un protocolo para la creación y regulación de la Comisión Interadministrativa del Mar Menor. “Estos ejemplos de consenso nos llevan al optimismo y nos marcan el camino que debemos seguir. Debemos actuar rápido y actuar unidos”, afirma Lombardo.
En España, solo el 12% de los humedales está bien conservado, según datos del MITECO, que ha establecido el objetivo de recuperar de cara a 2030 otras 20.000 hectáreas de zonas húmedas, que complementarán las 18.000 ya rehabilitadas en las últimas décadas, así como la restauración parcial de tres de los mayores humedales españoles perdidos en el pasado: la Laguna de la Janda (Cádiz), la Laguna de Antela (Orense) y el Mar de Campos (Palencia).
Humedales y agricultura
La agricultura, como principal consumidor de agua dulce, es uno de los sectores directamente vinculados al deterioro de los humedales. Algunos de los problemas que sufren estas masas de agua debidas a esta actividad son su contaminación por el uso de nitritos y nitratos y la pérdida de agua almacenada por uso incontrolado del recurso para el riego. “La solución a estos problemas pasa por el trabajo conjunto”, explica Francisco Lombardo. Si bien “existe una cierta tendencia a abusar de los regadíos, no se trata de criminalizar a los agricultores ni al sector agrario, sino de tomar conciencia del problema y encontrar juntos las soluciones. Lograrlo exige inversiones que deben acometerse de manera conjunta: en tecnificación, en desarrollo de inteligencia artificial aplicada a las explotaciones agrícolas y en el control de pozos ilegales que dañan los acuíferos e, indirectamente, a los humedales”, aclara.
Planificación urbana y conservación de humedales
El Foro de la Economía del Agua ha instado también a la incorporación de los humedales en la planificación urbana y de los recursos hídricos, tal y como contemplan el convenio internacional de Ramsar y Plan Estratégico de Humedales a 2030 del MITECO. “Proteger los humedales de la presión urbanística es una herramienta básica para su conservación”, apunta el experto. “Durante siglos, no se ha valorado el papel de los humedades como reservorios de agua dulce y biodiversidad, una tendencia que se está revirtiendo pero en la que queda aún mucho trabajo por hacer”, añade.
Naciones Unidas ha escogido como lema en 2024 “los humedales y el bienestar humano”, que subraya la intrínseca conexión entre la salud de los humedales y de las personas, desde el punto de vista físico, mental y ambiental. “Los humedales y su biodiversidad van más allá de su función hídrica”, explica Lombardo. “Además del impacto en la salud física de las personas a efectos de la contaminación, la degradación de estos ecosistemas tiene consecuencias directas en la salud mental de las poblaciones que residen en sus cercanías”, añade. Así, según las Naciones Unidas, la preservación de estos espacios es crucial para la promoción de “una sola salud”, un enfoque integral que reconoce la interconexión entre la salud humana a todos los niveles y la ambiental.