El problema no solo reside en sí en que centenares de millones de personas no tengan acceso a agua potable; de ser así, las tasas de mortalidad prematura serían todavía más terribles. El problema es de mayor calado: esos millones de persones carecen de acceso “mejorado” a agua. Es decir, acceden a agua, pero en condiciones deficientes de calidad, a distancias impropias, empleando un tiempo inaceptable, pagando por ella un coste desproporcionado…